domingo, 7 de octubre de 2012

Peregrinación a Luján

Breve reseña de una caminata de casi 60 kilómetros

Hoy a la mañana concluí una increíble experiencia, una de esas que creo que todos deberíamos vivir al menos una vez en la vida y que puede resumirse de la siguiente manera: 
  • Partida: Sábado 6 de Octubre de 2012, 11.30 AM desde el estadio de Vélez Sarsfield (en mi caso en particular, partí a las 7 AM de Pilar para encontrarme con un grupo que salía desde el Barrio Villa Rita, a unas 20 cuadras de la estación Villa del Parque de la línea San Martín del tren con horario de encuentro a las 9 AM).
  • Llegada: Domingo 7 de Octubre de 2012, 2.45 AM a la Basílica de Luján (y 7.30 AM del mismo día a Pilar).
  • Paradas: Fueron 5, cada una con una duración aproximada de media hora:
    1. Morón.
    2. Merlo.
    3. La Reja (Moreno).
    4. General Rodríguez.
    5. Luján.
  • Balance: Llegué a Pilar prácticamente rengueando y con varias ampollas, pero con una satisfacción increíble, muy difícil de explicar.
  • Recuperación Parcial: Concretada con 10 gratificantes horas de sueño, un almuerzo y una merienda abundantes (consecutivos).

Mis motivaciones

Mis queridos lectores se estarán preguntando que me llevó a embarcarme en este desafío. Pues bien, confieso que no profeso la religión católica y que no tenía ninguna promesa que cumplir, simplemente quería vivir algo nuevo, distinto a toda experiencia anterior y así fue que, dejando de lado prejuicios, incertidumbre e inseguridades, decidí aceptar una invitación para vivir esta experiencia, una de las más hermosas en las que me he embarcado.

Todo comenzó ya hace un tiempo, cuando decidí acortar la distancia que había tomado con respecto a la religión católica, luego de varios años de un colegio católico que falló en hacerme llegar lo que yo creo que son los verdaderos principios que van más allá de cualquier religión y que es el verdadero mensaje que todos deberíamos tener en cuenta más allá de la religión que profesemos o más aún, sentirlos y vivirlos más allá de no profesar ninguna. Esta decisión de abrirme a nuevas experiencias dejando de lado prejuicios y malas experiencias vividas me ha dado grandes satisfacciones y la de hoy se suma a una lista de ellas.

Así fue que hace aproximadamente un mes y medio surgió hablando con una amiga el tema de la Peregrinación a Luján y me quedó la idea dando vueltas en la cabeza, me dio mucha curiosidad. Luego el tema volvió a surgir, hablando con otra amiga, y esta vez vino con una invitación formal, la cual acepté sin dudarlo. 

Con Andre, Flor y Julio formamos un equipo inseparable durante toda la peregrinación


La Peregrinación


Las motivaciones de los caminantes

Mucho que contar sobre esta experiencia, pero una de las cosas que más llamaron mi atención es la fuerza de voluntad (creo que en la mayoría de los casos, aunque no en el mío, la palabra que describe mejor la situación es "fe") que movilizó a tantos miles de personas para tan importante esfuerzo. Se caminó por distintos motivos: sólo por fe y/o como una ofrenda a la virgen, como parte de una promesa, pidiendo, agradeciendo, por curiosidad, entre otros.

En el camino vi personas de todas las edades: aunque principalmente eran jóvenes, había familias, parejas que llevaban sus carritos con sus bebés, niños, gente de la 3ra edad (muchos con una marcha envidiable). Personas con mochilas, con bolsas de dormir, muchos ayudándose con un bastón, algunos con problemas en alguna de sus piernas que caminaban con mucho esfuerzo pero también con mucha determinación, realmente puedo escribir mucho al respecto, pero insisto en que es algo que hay que vivirlo. 

El tránsito

Las avenidas y calles por las que pasábamos estaban cerradas al tránsito, así que fue una forma muy particular de conocer algunas zonas de la Capital y Gran Buenos Aires. Sólo se interrumpía nuestro paso en algunos cruces, donde se levantaba una soga para frenarnos momentáneamente y dar paso a los vehículos, pero sólo por algunos minutos. Y eso sí, el tren circulaba a nuestro lado durante casi todo el recorrido, ya que el mismo está trazado en función a avenidas y calles paralelas a las vías.

Los puestos y sus vendedores

A lo largo del camino había armados cientos de puestos, sumados a los comercios que salían de su rubro para ese día en especial y ofrecían principalmente mercadería para acompañarnos: desde alimentos y bebida hasta talco, curitas, plantillas, ojotas y alpargatas o linternas. También, ya sobre la noche y a partir de General Rodríguez aproximadamente, comenzó en los puestos la venta de alcohol, principalmente cerveza y Fernandito, de los cuales dudo mucho acerca de su contribución positiva en la aventura. 

Más allá de los  que pasaban desapercibidos o los que acompañaban con música, muchos de los vendedores nos arengaban en nuestra marcha, mientras que otros aportaban algo de humor haciendo alusión a sus artículos a la venta y mencionando propiedades de los mismos que en teoría contribuirían en la misma: una de las mejores que escuché es a un vendedor de choripanes que aseguraba que los mismos nos evitarían calambres. ¿Será lo anterior comprobable científicamente? Yo propongo enviarle el caso a los MythBusters.

Los Baños ¿Qué tema no?

Desde ya que una necesidad asociada a tantas horas de caminata son los baños y con tantos miles de personas en ese camino, las casas de particulares y comercios de distinta índole servían a este propósito, por un costo de entre $1 y $3. Los había de todas formas y colores, pero vamos a obviarnos su descripción.

Conclusión


Ese fue mi humilde aporte contando mi experiencia. Para mí fue algo muy interesante, desafiante y apasionante, algo nuevo, muy distinto a todo. 

Los invito a vivirlo, aunque sea en un tramo más corto, ya que no necesariamente tienen que salir desde Liniers, sino que pueden sumarse en cualquier etapa del recorrido, es algo único, se los recomiendo muchísimo.


Gracias nuevamente por acompañarme en mis relatos.
¡Hasta la próxima!


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